Claves para adelgazar

25 CLAVES PARA ADELGAZAR

Esto es un extracto de un articulo aparecido en muy interesante en 1995.

Muy Interesante. Num.168

Mayo 1995

Por Enrique M. Coperías

Contrariamente a lo que se piensa, ser gordo o delgado no es sólo una cuestión de voluntad. Los recientes hallazgos genéticos confirman que la herencia determina en gran medida la aparición de la obesidad, un trastorno cada vez más frecuente en los países ricos. Perder los kilos de más, ya sea por motivos de salud o puramente estéticos, se ha convertido en una obsesión casi mundial. Los científicos nos dan las pautas para controlar nuestra silueta.

1. ¿Es hereditaria la gordura?

Jeffrey Friedman y sus colegas del Instituto Médico Howard Hughes, de la Universidad Rockefeller, en Estados Unidos, han dado caza a un gen que, en su versión mutante, causa una severa obesidad hereditaria en ratones. El equipo de Friedman ha descubierto además que existe uno similar en el tejido adiposo humano, el lugar donde se almacenan las grasas. Ahora bien, los científicos desconocen si las alteraciones en este fragmento de material hereditario -o sea, de ADN- son frecuentes en el hombre y si juegan un papel importante en la aparición de la obesidad.

La cosa se complica si se tiene en cuenta que, al menos, existen 20 genes implicados en la godura. Hace sólo dos décadas se decía entre los médicos que "los gordos suelen tener perros gordos, por lo que es evidente que la explicación no es genética". Estaban muy equivocados: se ha demostrado que si los dos padres presentan sobrepeso, el 80 por 100 de los hijos lo padecerán.

El segmento de ADN en cuestión, conocido como gen ob, ha sido aislado del cromosoma 6 de una estirpe mutante de ratones que surgió espontáneamente en el Laboratorio Jackson, en Bar Harbor (Maine), en 1950. Estos roedores llegan a pesar tres veces más que los normales y desarrollan un tipo de diabetes parecida a la no insulinodependiente o de tipo II, que generalmente afecta a las personas ancianas. Los trabajos efectuados durante dos décadas por Douglas Coleman, del laboratorio antes citado, apuntaban a que los ratones mutantes habían perdido una hormona que regula la gordura. Pero ¿cuál? ¿Se trata acaso de la misma que sintetiza el gen ob? No se sabe.

Los expertos coinciden en afirmar que lo que se ha bautizado como el gen de la obesidad debería llamarse el gen de la saciedad. Los roedores portadores de la versión mutante presentan un voraz apetito y tardan mucho más tiempo en sentirse llenos. Esta insatisfacción podría deberse a que el gen ob está inactivo, por lo que no produciría la hormona antiapetito que informa al hipotálamo -región del cerebro que contiene los centros de control del apetito- de que el cuerpo ha almacenado la suficiente grasa. También cabe la posibilidad de que sí se fabrique incluso en exceso, pero, al tratarse de un gen mutado, la hormona sería del todo inservible.

2. ¿Vivimos en una sociedad obesa?

En los paises desarrollados, la gordura se ha convertido en un fenómeno inquietante, debido a sus efectos perniciosos para la salud. Si se tiene en cuenta que una persona es obesa cuando más de un cuarto de su masa corporal está formada por grasa, entonces existen en el mundo unos 200 millones de gordos. De ellos, cinco millones viven en nuestro país. Pero la cifra no parece detenerse aquí.

En el VII Congreso Internacional sobre la Obesidad, que se celebró a finales del año pasado en la ciudad canadiense de Toronto, los nutricionistas alertaron de que en la última década el número de personas con exceso de peso había aumentado un 30 por 100 en los países industrializados. Por ejemplo, en Estados Unidos, donde se estima que hay 58 millones de orondos, la población adulta ha ganado en los últimos diez años una media de 3,5 kilos por persona. Y lo que resulta aún más preocupante: el sobrepeso ha empezado a afectar a los niños.

Las causas concretas de la obesidad y de su alarmante avance son difíciles de concretar. La herencia y ciertos desajustes metabólicos, hormonales -como el déficit de estrógenos y hormonas tiroideas- y psicológicos -anorexia y bulimia- son algunos de los desencadenantes naturales del sobrepeso. También juegan un papel importantísimo el consumo desmedido de calorías, el abuso de comidas ricas en grasas, las llamadas dietas basura -pizzas, hamburguesas, precocinados- y la falta de ejercicio. Estos son unos hábitos adquiridos por la sociedad actual difíciles de combatir si se tiene en cuenta que, por poner un ejemplo, los niños estadounidenses son bombardeados anualmente con 10.000 anuncios de alimentos grasientos, salados y dulces.

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